sábado, 13 de noviembre de 2010

La Vela Puerca tomó EL IMPULSO y llegó muy lejos…

                     
La Vela Puerca nació en la Navidad de 1995, en un toque callejero, impulsado por el sueño de un puñado de talentosos gurises de barrio. Desde ese momento, y haciendo un hábil trabajo de hormiga, protagonizaron un ascenso sin límites, que hoy los lleva a codearse con gigantes de la música en escenarios europeos.
La banda uruguaya logró conquistar con mucho esfuerzo y dedicación, los corazones de un público argentino, que se deleita con sus canciones y protagoniza una noche de desmadre y descontrol en cada uno de sus recitales; dos sinónimos de “agite”, del que dan testimonio cientos de gargantas que se funden en una única voz y hacen temblar la tribuna.
El compromiso de los músicos con la gente es notable, al igual que la responsabilidad que asumen sobre el escenario, al momento de enfrentarse con un público ansioso y eufórico, sediento de su melodía, con el que se produce una interacción muy importante. Los Sebastianes erizan la piel de los presentes con sus letras, que pueden sentir susurrar a sus oídos temas como “Jose Sabía”, “Va a escampar” o “Mi Semilla”, renovando su pasión por la banda.
Definir el estilo musical del grupo que ha protagonizado este exitoso  trayecto, resulta un tanto difícil, básicamente es un conjunto de rock con canciones que pueden tocar en directo con un ritmo ska, otras más punkrockeras, otras lentitas. La mayoría de sus letras son contestatarias, le hablan al poder, a la política; otras se refieren a cuestiones sociales, de la vida de las personas, al amor, al odio, a los valores, a las crisis del ser humano, y revuelven los sentimientos más profundos y oscuros de sus autores y sus oyentes.
La felicidad, la diversión y el movimiento que generan sus presentaciones, están enmarcadas fuertemente en las aproximaciones a la murga y al folclore uruguayo, que regalan discos como Deskarado (1998) y De Bichos y Flores (2001). Por otra parte, A contraluz (2004) y El Impulso (2007), consolidaron un cambio estético que suprimió el color local, y le concedieron un lado más rockero a las canciones.
Lo que sin duda está más claro, es la grandeza a nivel musical y humano de estos queridos hermanos uruguayos, para los que el Río de La Plata les queda cada vez más angosto. Y como afirmó Kutxi Romero en una reciente publicación sobre el grupo: “Dije, digo, y visto lo visto, seguiré diciendo que son la mejor banda Latinoamericana. Así que si alguna piel dice que eso no es poesía, que suba el demonio y lo vea. Y que los cubata los pague el Señor”.


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